Angelic charm...


Y una imagen en el espejo me despertó de aquellos dantescos deseos de fuego, dolor y sangre.
Un bello rostro se alzaba ante mis llorosos ojos, entonces, como un rayo que atravesaba mi pecho, empecé a odiar el momento en el que su mirada cruzose con la mía.
Sus bellas facciones eran confusas a la vez que hermosas ya que no revelaban ninguna pista sobre su genero, y como esculpidas en la mas negra de las rocas se alzaban imponentes dos alas tras del misterioso ángel…el ángel de la muerte…

-¡¡OH, hermoso ángel!! Pecaminosos mis ojos por osar contemplar tus oscuros encantos… he osado pecar hacia vos… sin duda mereceré el dolor que infligirme debe el filo segador de vidas de tu arma…-

Mi cabeza calló rendida sobre mis hombros esperando su inevitable fin…
Sentí el oscuro poder que derrochaba su negro filo al ser alzado, pero como guiado por unas tenebras musas extendí mi mano a la vez que mi mirada volvía a posarse en ella. Pero en el momento que mis dedos debieron de tocar el frío cristal no tocaron otra cosa más que su hermoso rostro…
Bajé la mirada contemplando por primera vez sus brazos, uno de ellos, el izquierdo, lleno era de cortes y vendajes, y con el derecho su mortal arma sostenía.

-Esta sensación, este tacto… no podría soportar que fuera la última vez en sentirlos…no, quiero poder notarlo eternamente. Por favor o muerte, hermosa ama de negras alas… acógeme como tu eterno siervo, ya que no encontraras siervo mas leal que el que ante vos se os postra… déjeme servirle asta el día del ultimo juicio en el que caminare junto a vos acompañando a los otros tres tenebros jinetes.-

La muerte bajo despacio su funebra arma hasta dejar su filo reposando en el frío mármol.

-Increíble a la par que desconcertante es tu eterna petición.-

Su voz sonaba dulce y serena.

-He de decir lo sorprendida que me encuentro ya que eres el primer humano que tras haberme observado has tenido el juicio suficientemente despejado como para no desear la muerte con lo que vosotros soléis llamar, mis hermosas manos, tu gran voluntad es claramente visible, esta bien… hágase pues tu deseo de convertirte en el mas fiel de mis sirvientes, pero he de ponerte una restricción… ninguna parte de tu ser a de rozar mi cuerpo mas que yo a ti lo haga… ¿Aun deseas ser mi siervo?-

-Indudablemente, con poder observar tu rostro y tus casi inexistentes caricias me conformo para una eternidad…-

Una bella sonrisa se mostró en el rostro del ángel. Su mano rozó mi rostro que poco a poco se fue alargando hasta formar el de un animal.
Un gran can negro de ojos azules se alzaba ante la muerte.

-Si, se que te conformaras… solo que talvez esas casi inexistentes caricias no lo sean tanto…





Comentarios